La inteligencia de fuentes abiertas: clave para desmontar la desinformación rusa

Por Sherry Richiarddi

Un autodenominado «nerd universitario» se sentó en un porche de Birmingham, Alabama, para explicar a través de Zoom cómo dirige uno de los canales de Twitter con más seguidores sobre

la guerra de Ucrania. Alrededor de 275.000 personas consultan regularmente su cuenta, The Intel Crab.

Justin Peden, de 20 años, es un ejemplo de cómo se utilizan los datos para desmentir la desinformación en el ecosistema de alta tecnología actual. Utiliza la geolocalización, imágenes satelitales, TikTok, Instagram y otras herramientas para seguir el conflicto más mortífero de Europa desde la Segunda Guerra Mundial.

Buscar en Internet cámaras web, videos de teléfonos inteligentes y fotos para identificar la ubicación de las tropas rusas, bombardeos aéreos y la destrucción de vecindarios es una parte rutinaria de su día. Si un comandante ruso niega haber bombardeado una zona, Peden y otros observadores publican rápidamente las pruebas que exponen la mentira.

«Nunca soñé ni en un millón de años que lo que estaba haciendo podría acabar siendo tan relevante. Solo quería dar a conocer lo que estaba pasando en Ucrania. Solo soy un universitario normal y corriente», dice el estudiante de tercer año de la Universidad de Alabama en Birmingham.

 

La inteligencia de fuentes abiertas (OSINT) se ha convertido en una potente fuerza para

los detectives en línea como Peden. Utilizan datos para atravesar la niebla de la guerra, operando en computadoras a miles de kilómetros de distancia. Y su impacto no ha pasado desapercibido.

«La recopilación de inteligencia, la verificación y la desacreditación se producen en tiempo real. La multitud en línea también está documentando el movimiento y

la ubicación de las tropas rusas, creando algo más que una instantánea de la historia reciente«, dijo el periodista científico Miles O’Brien durante un programa de PBS en abril.

En la emisión de ese día, O’Brien destacó a Peden como «un profesional de gran prestigio en

el creciente campo de la inteligencia de fuentes abierta, u OSINT,» y señaló que sus publicaciones sobre Ucrania son seguidas «fuera y dentro de la comunidad de inteligencia». El Washington Post lo incluyó en un artículo sobre el «auge de los espías de Twitter».

Una vieja frase afirma que «la primera víctima de la guerra es la verdad». Hoy, sin embargo, hay un cambio en la ecuación. Con un clic del mouse, cualquiera puede transmitir información falsa peligrosa, maliciosa o intimidatoria. La invasión de Ucrania es un ejemplo de cómo las falsedades digitales alimentaron una crisis humanitaria, provocando muerte y destrucción masiva.

La desinformación se diferencia de la palabra inglesa «misinformation» en que no solo designa información falsa, sino que forma parte de un «esfuerzo intencionado para inducir a error, engañar o confundir». En pocas palabras, es un contenido destinado a perjudicar.

La Deutsche Welle (DW) alemana es un ejemplo de cómo un sistema de chequeo puede desenmascarar a actores que tienen la intención de hacer daño. Antes de la guerra, el equipo de verificación de DW armó un archivo de afirmaciones falsas y propaganda tanto rusa como ucraniana, y a publicar verificaciones. También hicieron un descubrimiento sorprendente: se estaba difundiendo información falsa bajo su nombre.

«Los mensajes fabricados por los prorrusos que se hacen pasar por la BBC, CNN y DW están alimentando la guerra de desinformación entre Rusia y Ucrania«, informó DW en julio. El artículo citaba un ejemplo de una cuenta japonesa de Twitter. He aquí un extracto:

«‘Parece un reportaje de DW’, comenta en japonés un usuario de Twitter sobre un supuesto video de DW sobre un refugiado ucraniano del que se afirma que ha violado a mujeres en Alemania; graves acusaciones contra un hombre llamado ‘Petro Savchenko’. El usuario de Twitter escribe: ‘Por favor, comparte conmigo la URL del vídeo original’. El usuario parece dudar del origen del vídeo, y con razón. No es una producción de DW. Es una falsificación».

En otro caso, cuando un usuario de Twitter publicó un video que supuestamente mostraba un feroz combate aire-tierra entre Rusia y Ucrania, los verificadores de hechos de DW lo rastrearon hasta un videojuego de 2013.

 

DW pidió a académicos y profesionales que sugieran cómo hacer verificaciones más eficaces. Los consejos son relevantes para periodistas de todo el mundo:

  • Hacer hincapié en la información correcta en lugar de amplificar las afirmaciones falsas.
  • Ofrecer conclusiones inequívocas (y evitar etiquetas confusas como «mayormente falso»).
  • Evitar establecer falsas equivalencias entre puntos de vista opuestos.
  • Situar las verificaciones en temas más amplios, no centrarse solo en afirmaciones aisladas.
  • Analizar y explicar las estrategias que se esconden detrás de la desinformación: relacionar
  • las verificaciones con la alfabetización mediática e informativa.

Comprender mejor el funcionamiento de las técnicas de propaganda puede ayudar a desarmar a los maestros de la mentira. Un informe de la corporación Rand

«The Russian ‘Firehose of Falsehood« es un buen punto de partida.

El título se refiere a una estrategia «en la que un propagandista abruma al público produciendo

un flujo interminable de desinformación y falsedades». De acuerdo con el informe, incluso

las mentiras flagrantes difundidas de forma rápida y continua a través de múltiples canales, como

los noticieros y las redes sociales, pueden ser eficaces para moldear la opinión pública.

Publicado en 2016 en plena elección presidencial de Estados Unidos, este análisis ofrece una hoja de ruta sobre el funcionamiento del sistema de desinformación ruso.

«El informe da en el clavo de lo que está ocurriendo hoy en día. Se nos está echando encima un cubo tras otro de desagradable propaganda», dijo el científico social Christopher Paul, investigador principal de proyectos relacionados con la defensa y la seguridad, y coautor del informe.

Su investigación incluye la lucha contra el terrorismo, la contrainsurgencia y la ciberguerra.

De acuerdo con el documento, la desinformación tiende a ser:

  • Gran volumen y en canales múltiples
  • Rápida, continua y repetitiva
  • Falta de compromiso con la realidad objetiva
  • Falta de compromiso con la coherencia.
    El estudio también ofrece buenas prácticas sobre cómo combatir falsedades, por ejemplo:
  • Alertar sobre la desinformación apenas aparece
  • Repetir la refutación o desmentida
  • Hacer rectificaciones que ofrezcan una historia alternativa para ayudar a llenar el vacío de comprensión cuando se elimina la información falsa.

«Todo se remonta a las normas periodísticas. Lo único que necesitan los periodistas para dar una vuelta de tuerca es ser lo más profesionales posible», dijo Paul. «Comprobar dos veces, verificar

las fuentes, confirmar la atribución, utilizar datos que sean precisos y fiables. La carga de la verdad, la carga de la prueba es mucho mayor».

 

Fuente: https://ijnet.org/es/story/la-inteligencia-de-fuentes-abiertas-clave-para-desmontar-la-desinformaci%C3%B3n-rusa